El acero se considera un material amigable con el medioambiente, debido a su gran potencial de reciclaje. A su vez, puede tener una alta durabilidad al aplicarle revestimientos resistentes a la humedad y corrosión.
Las estructuras metálicas, por lo general, se componen de elementos prefabricados, lo que implica un proceso de construcción rápido, eficiente y una minimización de los riesgos y deterioros de la obra, así como de las instalaciones de faena. Asimismo, como se trata de estructuras livianas, las fundaciones son más reducidas, lo que permite ahorrar en movimientos de tierra y materiales.
En la fase final de la vida útil de las estructuras metálicas, gracias a las características del acero en términos de resistencia y ductilidad, es posible proceder a desmantelar las mismas que ya no son utilizadas y proceder a su reconstrucción en otros lugares. Además, si el destino final fuese la demolición, el acero puede ser reciclado innumerables veces sin perder sus propiedades, contribuyendo así a la minimización del consumo de recursos naturales y a la maximización de la reutilización de estos mismos.
Según la Asociación Latinoamericana de Acero, actualmente 2 de cada 3 toneladas de acero se producen con acero reciclado. El uso de mineral de hierro para producir el resto se debe a que debido a sus múltiples aplicaciones, el mundo requiere cada vez más acero para crecer